lunes, 17 de agosto de 2009

¿Dónde estás?

¿Estás perdida? ¿O no me quieres encontrar?

-Citaría a Platón, ya que estaría ante un intelectual. Según él, al principio de la creación, los hombres y las mujeres no eran como son; había un solo ser, que ea bajo, con cuerpo y un cuello, pero cuya cabeza tenía dos caras, cada una mirando en una dirección. Era como si dos criaturas estuviesen pegadas por la espalda, con dos sexos opuestos, cuatro piernas, cuatro brazos.

>>Los dioses griegos, sin embargo, eran celosos, y vieron que una criatura que tenía cuatro brazos trabajaba más, dos caras opuestas estaban siempre vigilantes y no podían ser atacadas a traición, cuatro piernas no exigían tanto esfuerzo para permanecer de pie o andar durante largos períodos. Y lo que era más peligroso: la criatura tenía dos sexos diferentes, no necesitaba a nadie más para seguir reproduciéndose en la tierra.

>>Entonces dijo Zeus, el supremo señor del Olimpo: "Tengo un plan para hacer que estos mortales pierdan la fuerza".

>>Y, con un rayo, partió a la criatura en dos, y así creó al hombre y a la mujer. Eso aumentó mucho la población del mundo, y al mismo tiempo desorientó y debilitó a los que en él habitaban, porque ahora tenían que buscar la parte perdida, abrazarla de nuevo, y en ese abrazo recuperar la antigua fuerza, la capacidad de evitar la traición, la resistencia para andar largos períodos y soportar el trabajo agotador. A ese brazo donde los dos cuerpos se confunden de nuevo en uno lo llamamos sexo.
[Once minutos, Paulo Coelho]


Continúo andando, dando pasitos hacia la salida del laberinto, y busco, te busco. No te encuentro. Quiero pensar que aún no es el momento, que aún es pronto. Quizá hasta me haya cruzado contigo y te haya dejado pasar, o, hayas tomado "un desvío en mi vida", o, simplemente, las partes que hacen el todo sean polos opuestos...
A pesar de todo, pretendo encontrarte algún día, para hacerte feliz, para ser feliz, cueste lo que cueste, porque sé que merece la pena, y porque sé que mi vida de transición se parará en cuanto te vea.
Atentamente, tu alma gemela.

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